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La digitalización supone, sin género de duda, una gran oportunidad para la industria europea y la española. Ofrece la posibilidad de incrementar la productividad y la competitividad de nuestras empresas, generando mayores tasas de crecimiento y de creación de empleo en nuestra economía. La principal diferencia de esta cuarta revolución industrial frente a revoluciones anteriores radica en que las anteriores revoluciones introducían mayores o menores mejoras en los procesos productivos a lo largo de la cadena de valor.

La cuarta revolución industrial es un concepto que ha pasado a formar parte de nuestro vocabulario diario, en especial para aquellos que vivimos en el mundo de la tecnología y tratamos de mirar hacia adelante. ¿Por qué la cuarta? La primera revolución industrial eliminó las barreras de la energía con el motor de vapor. La segunda disparó la productividad con la aparición de las cadenas de producción en masa. La tercera mejoró la sostenibilidad y la calidad.

El sector industrial está sometido a una gran presión. La personalización de la producción en serie, procesos cada vez más rápidos, plazos de entrega más cortos, productos más complejos y más flexibilidad para adaptar la fabricación a una demanda variable.  Las necesidades del mercado van in crescendo a medida que avanzamos hacia la industria 4.0 y es que, lo que hace apenas cinco años era prácticamente impensable, hoy es posible. Ya podemos desde comprar un coche a golpe de ratón y elegir entre 11.000 opciones distintas sin tener que acudir a un concesionario hasta simular todo un proceso de producción en

Vivimos tiempos de cambio, tiempos en los que se está produciendo una confluencia de nuevas tecnologías a cual más disruptiva, que individualmente aportan significativas oportunidades y que, combinadas y sincronizadas en las organizaciones, abren nuevas vías de relación con el cliente e innovación en nuevos modelos de negocio. Podríamos decir, sin riesgo a equivocarnos, que estamos ante una gigantesca ola digital que tenemos que surfear. En esta nueva era, el gran reto de las organizaciones está siendo entender el nuevo contexto y aprovechar la gran oportunidad que se les está presentando para evolucionar sus formas de trabajar, desarrollar las capacidades de

El entorno de digitalización y de cambios disruptivos actual presenta dos grandes implicaciones para las empresas industriales: por un lado, éstas se están viendo forzadas a evolucionar sus modelos de negocio para adaptarse a la nueva realidad; por otro, están influyendo de manera directa en el consumo industrial, haciendo que los clientes industriales exijan los mismos niveles de facilidad, transparencia y servicio que disfrutan como consumidores. A pesar de ello, según un estudio de Accenture, tan sólo el 27% de ejecutivos industriales reconoce haber desarrollado planes para la digitalización y únicamente el 7% cuenta con una estrategia global de compañía

El apoyo de Banco Santander al Primer Congreso de Industria Conectada muestra nuestro compromiso con la innovación y la apuesta por la digitalización de la economía española. En Santander queremos ayudar a promover que las empresas españolas sean actores importantes del proceso de digitalización global. Los bancos podemos jugar un rol importante, no sólo como motor de financiación, sino como dinamizador de relaciones entre las distintas industrias.

Nos encontramos ante un mundo en constante cambio. Especialmente en el ámbito de la fabricación y distribución. Hoy disponemos de oportunidades inimaginables hace muy poco. Se estima, por ejemplo, que la fabricación aditiva representará el 5% de la capacidad de fabricación del planeta antes de 2020, lo que hará de la impresión 3D una industria de 640.000 millones de dólares. También somos testigos de los enormes progresos en computación cuántica para desarrollar ordenadores extremadamente rápidos, lo que permitirá realizar cálculos, simulaciones o análisis que ahora no son viables. El caso del gemelo digital –que reproduce virtualmente no sólo el diseño

Hablamos de la industria 4.0 como la cuarta revolución industrial. La digitalización está transformando todo a un ritmo vertiginoso. Y para ello todos los agentes implicados, empresas, ciudadanos y administraciones públicas, debemos adaptarnos a esta realidad para ser competitivos en este nuevo entorno. No cabe duda de que la digitalización plantea incertidumbres que tendremos que abordar, pero también proporcionará nuevas oportunidades de crecimiento económico y bienestar social que nos permitirá avanzar hacia una sociedad mejor. Tenemos la gran oportunidad de transformar la sociedad, las instituciones y la industria en particular. Esta realidad, unida a nuestras capacidades, nos motiva a impulsar esta

De acuerdo con un estudio de Accenture elaborado para el Foro Económico Mundial, el 73% de los ejecutivos mundiales están convencidos de que el Internet de las Cosas podría cambiar sus empresas, pero sólo un 20% de ellos ha desarrollado un plan estratégico para aprovecharlo. Las empresas que quieran alcanzar el éxito deben capitanear esta transición digital, iniciando un viaje que transformará su modelo de negocio para ganar cuota de mercado y rentabilidad.

En los últimos años, la Industria ha experimentado cambios profundos que impactan en el marco competitivo. Este contexto está marcado por tres grandes tendencias: Movimiento de la demanda hacia los países emergentes y una mayor exigencia de productos más personalizados por parte de los clientes. Abaratamiento y robustez de la tecnología que posibilita nuevos usos y extensión masiva a las compañías. Cambios en los modelos de negocio: Paso de “vender activos” a vender el “uso de activos”