Digitalización y sostenibilidad: tándem para un presente y futuro responsable
Aunque no lo percibamos, convivimos desde hace siglos con un aliado silencioso que ha adquirido cada vez más presencia y velocidad en nuestras vidas: el progreso tecnológico y la digitalización. La digitalización es una de las tecnologías que hace posible un mundo más sostenible.
Una prueba muy reciente de que la sostenibilidad no es viable sin la tecnología y la digitalización son los acontecimientos derivados de la pandemia del COVID-19. El ejemplo más cercano de ello ha sido la implantación del teletrabajo desde el comienzo de la pandemia. Un nuevo modelo que ha demostrado cómo el conocimiento de la fuerza laboral en remoto resulta no solo más eficiente sino más sostenible al evitar desplazar a ingentes cantidades de personas cada día a su centro de trabajo. Así, si tenemos en cuenta que gran parte de la contaminación proviene de los medios de transporte, observamos cómo construir sociedades más sostenibles pasará irremediablemente por incrementar nuestra tasa de digitalización.
La relación entre el incremento de la tasa de digitalización del empleo y la reducción de la movilidad aplica a tareas más complejas que las reuniones, como la gestión en remoto de procesos productivos. Y es que si dotamos a los procesos productivos de la suficiente capacidad de aportar datos sobre su funcionamiento, mediante la sensorización de los equipos, la conectividad de los mismos, y las tecnologías que nos permitan extraer y analizar de forma sencilla la información verdaderamente útil; la labor que tradicionalmente se hacía en las salas de control de los centros de producción puede hacerse ahora desde cientos o miles de kilómetros utilizando una simple tableta, o incluso un smartphone; ahorrando emisiones y tiempos de inactividad.
Igualmente, el vehículo eléctrico y conectado ya está aportando nuevas opciones de movilidad más sostenibles, mejorando aspectos como la optimización de rutas de recogida y entrega de personas o mercancías; o la reducción del consumo energético; con una consecuente reducción del impacto ambiental.
Otra de las grandes tendencias es el aumento de población y la concentración de la misma en grandes ciudades. En 2050 se estima que la población mundial superará los nueve mil millones de personas. Para alimentar a toda esa población necesitaremos un 35% más de tierra disponible, lo que supondría tener que deforestar gran parte de nuestros bosques y selvas tropicales. Para evitarlo, se está trabajando en alternativas como las granjas urbanas verticales que, además de ahorrar terreno de cultivo, permiten reducir el consumo de agua hasta en un 90% y evitar el uso de pesticidas. Pero estas alternativas solo serán viables mediante las tecnologías de automatización digitales que permitan controlar aspectos como el riego, la temperatura o la humedad ambiental, y en las que, de nuevo, los operarios puedan supervisar en remoto, reduciendo al mínimo los desplazamientos.
La digitalización nos abre muchas puertas y traza nuevos caminos que nos permiten ser más sostenibles desde el punto de vista ambiental, pero, también abre el debate sobre si ser más ambientalmente sostenibles implicará sacrificar millones de empleos a favor de la transición digital. El reto consiste, por lo tanto, en ser igual de rápidos en adaptar las trayectorias curriculares de los estudiantes de hoy en día, pero también los programas de formación y reciclaje que las empresas llevan a cabo con sus empleados, para que todos ellos estén preparados para las nuevas posiciones que se van a ir creando en los próximos años de forma que nadie se quede atrás en esta transición y podamos garantizar un presente y futuro sostenible para el medio ambiente y para la sociedad que lo habitará.
Autor: Marc Gómez, Consejero Delegado y Presidente ABB en España
Linkedin: Marc Gómez
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