El desafío de la cuarta revolución industrial en América Latina
La brecha que separa a América Latina de los países de la OCDE en términos del producto bruto está creciendo. Si bien el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de América Latina entre el 2003 y el 2016 ha crecido en un 48%[1], la brecha entre la región y los países de la OCDE ha crecido de US$ 23.117 en el 2003 a US$ 28.553 en el 2016. La clave para acelerar el crecimiento económico de la región reside en el aumento de la productividad, muy estancada en los últimos 15 años.
La digitalización de procesos productivos y adopción de tecnologías digitales avanzadas contribuyen al crecimiento de la productividad laboral y multifactorial. Un aumento del índice de digitalización de 1% resulta en un incremento de 0,32% en el producto bruto interno, de 0,26% en la productividad laboral, de 0,23% en la productividad multifactorial y de 0,09% en la contribución de las TIC a la productividad laboral[2]. La aceleración en el desarrollo de la digitalización representa la palanca fundamental para el aumento de la productividad multifactorial y el correspondiente “catch-up” de América Latina con los países de la OCDE.
La revolución de los modelos productivos
Los modos de producción de bienes y servicios están siendo transformados a partir de la asimilación de tecnologías digitales. El análisis de la innovación tecnológica ocurrida desde mediados de la década del siglo XX permite identificar tres ciclos distintos[3].
El primero, fundamentado en las tecnologías informáticas, la banda ancha y las telecomunicaciones móviles, permitió la automatización de funciones discretas como el manejo de inventarios y la gestión de líneas de producción. Al mismo tiempo facilitó la deslocalización de funciones, permitiendo la optimización en el acceso a factores de producción. El segundo ciclo – basado en la introducción de Internet – permitió reconfigurar los procesos productivos, optimizando costos masivamente y permitió una mejor llegada al consumidor. El tercer ciclo – conformado por un conjunto de tecnologías llamadas de avanzada, que incluyen el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, el blockchain, entre otras – permiten encarar una refundación de la empresa tradicional a partir de la generación de nuevos modelos de negocio.
La digitalización no solo ha permitido una mejora de la competitividad y productividad de las empresas por a adopción de estas tecnologías sino que ha permitido la aparición de nuevos mercados.
La situación actual en América Latina
La estructura productiva latinoamericana está avanzando en términos de la adopción de tecnologías digitales correspondientes al primer y segundo ciclos innovadores descritos anteriormente. De acuerdo a un estudio reciente[4], 94% de los establecimientos colombianos usan computadoras, 96% usan Internet, y 55% tienen una pagina web. Sin embargo, esta adopción masiva, no se traduce necesariamente en la asimilación de tecnología en procesos productivos. Por ejemplo, en el mismo país, solo 37% de las unidades productivas emiten ordenes de compra de insumos, y 28% entregan productos en línea. Si bien esta asimilación rezagada en procesos productivos es baja, los índices indican un progreso sostenido en los últimos tres años.
La incorporación de tecnologías digitales avanzadas está comenzando. En el caso colombiano – único país latinoamericano con estadísticas confiables –, el 0.5% de establecimientos manufactureros han adoptado sistemas robóticos, y 3.0% han incorporado impresión 3D a sus procesos productivos. Es decir, si asimilamos la cuarta revolución industrial a la adopción de tecnologías avanzadas en la refundación de modelos productivos, podemos concluir que la región está empezando a transitar este camino.
Una estrategia de cambio del modelo productivo: un factor ineludible para acelerar la cuarta revolución industrial en América Latina
El análisis de la experiencia latinoamericana demuestra que ciertos países están avanzando en una estrategia de cambio del modelo productivo. México ya está implementando gradualmente elementos de una Industria 4.0, Brasil posee una estrategia de Internet de las Cosas, y Colombia ha creado dentro del Ministerio TIC un Viceministerio de Economía Digital enfocado en la transformación del modelo productivo. Aún así el nivel de coordinación es todavía limitado y se hace necesaria una mayor coordinación que permita que permita hacer un análisis detallado para entender donde están los cuellos de botella de la transformación digital[5].
La necesidad de colaboración publico-privada
El segundo punto a considerar si se quiere acelerar este proceso de transformación digital es la necesidad de adentrarse en la colaboración multi-sectorial: gobierno, sector privado y academia. El sector privado (especialmente la gran empresa aunque también algunas pymes innovadoras) saben lo que significa encarar la transformación digital. El estado tiene acceso a recursos e infraestructura para encarar iniciativas de apoyo a Pymes, y el sector académico posee la capacidad de llevar adelante investigación en apoyo al proceso transformador en el marco de nuestras realidades especificas.
Si bien ya existen algunas experiencias en este sentido en la región, como lo son los esfuerzos desplegados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el Ministerio de la Producción, y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial en Argentina, o los Centros de Innovación Industrial impulsados por la Secretaria de Economía en México, o los Centros de Transformación Digital en Colombia, el problema es la falta de masa crítica de estos esfuerzos. Ya hemos mencionado arriba, la dimensión del sector pymes en América Latina. Si no elevamos el nivel de inversión en este esfuerzo, no podremos alcanzar un grado de impacto significativo.
El desafío implícito en la cuarta revolución industrial para América Latina es claro. Para encararlo es necesaria la definición de políticas publicas y estrategias unificadas, impulsadas como políticas de Estado que trasciendan los ciclos electorales. Esto debe ser combinado con un mayor esfuerzo de inversión para alcanzar a la pequeña y mediana empresa. La colaboración multi-sectorial en este sentido es crítica.
En este enlace puedes leer más sobre el desafío implícito en la cuarta revolución industrial para América Latina.
Dr. Raúl L. Katz (PhD, Administración y Ciencias Políticas; MS, Tecnología y Política de Comunicaciones, MIT – EE.UU.; Maestría, Comunicaciones, Universidad de Paris – Sorbona) es Director de Estudios de Estrategia Corporativa en el Columbia Institute for Tele-Information (Universidad de Columbia), y Profesor en la Universidad de San Andrés (Argentina). Asimismo, es Presidente de Telecom Advisory Services, LLC (www.teleadvs.com). Previamente trabajó durante veinte años en Booz Allen Hamilton, donde se desempeñó como Líder de la Práctica de Telecomunicaciones en América del Norte y América Latina y miembro del equipo de dirección de la firma.
[1] Fuente: Banco Mundial
[2] Katz, R. (2018). La digitalización: una clave para el futuro crecimiento de la productividad en América Latina. Centro de Estudios de telecomunicaciones en América Latina.
[3] Katz, R. (2017). Social and Economic Impact of Digital Transformation on the economy. Global Symposium of Regulators Discussion paper. International Telecommunications Union.
[4] Katz, R.; Duarte, M-C; Callorda, F.; Duran, D.; Meisl, C. (2018). Informe Anual de la Economía Digital en Colombia. Bogotá: Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicación y Cámara de Comercio de Bogotá.
[5] En este caso, es importante mencionar los esfuerzos de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe para asistir en el desarrollo de una base empírica que ayude a definir políticas publicas en este terreno.